¿Quién
se salva? ¿La fe es un don inmenso y gratuito o un compromiso serio
y exigente? Las dos cosas. La invitación de Dios pasa todas
nuestras fronteras y rompe los muros. Nosotros
creemos que Él tiene la iniciativa y ama “sin límites”.
Su
misericordia derrite los corazones duros y
alcanza a los más excluidos. Cuando Él ama, ya no hace falta
correr lejos o valernos por nosotros mismos únicamente.
Pero, también, seguir a Jesús nos lleva sobre un camino estrecho
que muchos no aceptan recorrer, por
muchos motivos. Jesús
pide una apertura vigilante, una coherencia, vivir en la justicia.
No podemos sólo tener la boleta para pasar.
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