Corre
el chiste: ¿por qué no arreglas tu techo que gotea? Porque
llueve demasiado. ¿Y cuando hay buen tiempo por qué no lo haces?
Porque ya no hace falta… ¿Por qué la gente no le hizo caso a
Noé y a su Arca? ¿Por qué no construimos casas mejor equipadas
para prevenir crecidas? ¿Por qué no pensamos mejor nuestros
pueblos y ciudades para vivir en ambientes más saludables? ¿Por
qué no vemos lo que ahora sufre la juventud y no preparamos un
futuro mejor para las nuevas generaciones? ¿Por qué no nos damos
cuenta de los caldos de cultivo psicológicos, culturales, económicos
y políticos que destruyen los valores y la convivencia social?
Vigilar necesita pila, atención, disponibilidad, apertura radical,
algo como “ascesis” o disciplina personal. Andá preguntar a los
que son guardias de noche. Tenemos un montón de resistencias para
no vivir así; debemos descubrir y sanarlas. Vigilar es estar
presente plenamente a la vida y a los acontecimientos, mirar, leer,
escuchar lo que nos dicen y actuar. Japáyke lo mitã.
Percepciones, reflexiones y meditaciones compartidas, en la Diócesis de San Pedro Apóstol, Paraguay
sábado, 26 de noviembre de 2016
viernes, 18 de noviembre de 2016
Sálvate a ti mismo
Es
lo que repite la gente y el otro crucificado a Jesús. Es una forma
de ver el liderazgo: primero el líder. Que se salve. Que muestre
su poder superior a los demás, sino es un inútil. Por esto tanta
corrupción y malos manejos. Por esto la confusión entre negocios
propios y servicio público. Por esto “ubicar” a la propia
gente, aprovechar los contratos para “cortase una tajada”,
comprar los votos… En la familia, pensar primero en la ventaja
propia y no ver a las generaciones nuevas que nos comprometimos a
lanzar en su propio camino. En la Iglesia, defender nuestro estatus,
nuestra “posición” y no ver más a la gente que nos
comprometimos a servir. Sálvate a ti mismo porque estamos en
crisis, a punto de colapsar y hay que aprovechar lo que se puede.
Jesús renuncia a este camino. Es profeta y rey siendo humilde y
entregado, capaz de misericordia hasta en la hora de su muerte: “Hoy
estarás conmigo en el paraíso.”
jueves, 10 de noviembre de 2016
Superlativos
¡Qué
edificio tan lindo! ¡Qué vida tan exitosa! ¡Qué saber tan
profundo! ¡Que organización tan eficaz! ¡Qué parroquia tan
animada! ¡Qué cuerpo tan hermoso! ¡Qué imagen tan dinámica! Y
todo esto pasará, no quedará nada… Y al contrario: ¡Qué paisaje tan
desolado! ¡Qué comunidad tan fracasada! ¡Qué conflicto tan
terrible! ¡Qué liderazgo tan corrupto! ¡Qué inseguridad tan
rampante! ¡Qué futuro tan deprimente! Y creemos que todo esto
se salvará… Nuestras evaluaciones son superficiales. No son
éstos los signos que Dios nos invita a contemplar. Él está
sembrando ahora las semillas del Reino. Aprendamos a escuchar y
mirar más profundamente para ver los verdaderos signos y vivir la
alegría y la confianza que nadie nos podrá robar.
miércoles, 2 de noviembre de 2016
Vida
No
convencen ni el caso de los Saduceos sobre la mujer y los siete
hermanos maridos (¿qué será de ellos en el cielo?), ni las
torturas a los hermanos Macabeos y su valiente resistencia. No nos
sentimos héroes, y no entendemos esos casos inventados de la ley.
Las especulaciones sobre el cielo “no pegan” y los ejemplos de
heroísmo son recibidos con dudas sobre nuestro propio valor en la
lucha. Jesús tampoco va por ahí. Sólo quiere decir esto: Dios
ama la vida, Dios está comprometido con la vida de sus hijos e
hijas. Nos dice: dejen
de inventar casos y preguntar lo que no pueden averiguar, vivan “a
full” en su tiempo, en sus relaciones, en sus compromisos. Dejen
de preocuparse por las persecuciones, la vida en ustedes dará su
plena medida a su tiempo, el
Espíritu no faltará.
Den vida. En Mateo, el texto termina: la gente estaba asombrada de
su enseñanza; en Marcos: ustedes están en un grave error; en Lucas:
“Has hablado bien”, fin de la discusión.
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