sábado, 26 de noviembre de 2016

Vigilar

Corre el chiste: ¿por qué no arreglas tu techo que gotea? Porque llueve demasiado. ¿Y cuando hay buen tiempo por qué no lo haces? Porque ya no hace falta… ¿Por qué la gente no le hizo caso a Noé y a su Arca? ¿Por qué no construimos casas mejor equipadas para prevenir crecidas? ¿Por qué no pensamos mejor nuestros pueblos y ciudades para vivir en ambientes más saludables? ¿Por qué no vemos lo que ahora sufre la juventud y no preparamos un futuro mejor para las nuevas generaciones? ¿Por qué no nos damos cuenta de los caldos de cultivo psicológicos, culturales, económicos y políticos que destruyen los valores y la convivencia social? Vigilar necesita pila, atención, disponibilidad, apertura radical, algo como “ascesis” o disciplina personal. Andá preguntar a los que son guardias de noche. Tenemos un montón de resistencias para no vivir así; debemos descubrir y sanarlas. Vigilar es estar presente plenamente a la vida y a los acontecimientos, mirar, leer, escuchar lo que nos dicen y actuar. Japáyke lo mitã.

viernes, 18 de noviembre de 2016

Sálvate a ti mismo

Es lo que repite la gente y el otro crucificado a Jesús. Es una forma de ver el liderazgo: primero el líder. Que se salve. Que muestre su poder superior a los demás, sino es un inútil. Por esto tanta corrupción y malos manejos. Por esto la confusión entre negocios propios y servicio público. Por esto “ubicar” a la propia gente, aprovechar los contratos para “cortase una tajada”, comprar los votos… En la familia, pensar primero en la ventaja propia y no ver a las generaciones nuevas que nos comprometimos a lanzar en su propio camino. En la Iglesia, defender nuestro estatus, nuestra “posición” y no ver más a la gente que nos comprometimos a servir. Sálvate a ti mismo porque estamos en crisis, a punto de colapsar y hay que aprovechar lo que se puede. Jesús renuncia a este camino. Es profeta y rey siendo humilde y entregado, capaz de misericordia hasta en la hora de su muerte: “Hoy estarás conmigo en el paraíso.”

jueves, 10 de noviembre de 2016

Superlativos


¡Qué edificio tan lindo! ¡Qué vida tan exitosa! ¡Qué saber tan profundo! ¡Que organización tan eficaz! ¡Qué parroquia tan animada! ¡Qué cuerpo tan hermoso! ¡Qué imagen tan dinámica! Y todo esto pasará, no quedará nada… Y al contrario: ¡Qué paisaje tan desolado! ¡Qué comunidad tan fracasada! ¡Qué conflicto tan terrible! ¡Qué liderazgo tan corrupto! ¡Qué inseguridad tan rampante! ¡Qué futuro tan deprimente! Y creemos que todo esto se salvará… Nuestras evaluaciones son superficiales. No son éstos los signos que Dios nos invita a contemplar. Él está sembrando ahora las semillas del Reino. Aprendamos a escuchar y mirar más profundamente para ver los verdaderos signos y vivir la alegría y la confianza que nadie nos podrá robar.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Vida

No convencen ni el caso de los Saduceos sobre la mujer y los siete hermanos maridos (¿qué será de ellos en el cielo?), ni las torturas a los hermanos Macabeos y su valiente resistencia. No nos sentimos héroes, y no entendemos esos casos inventados de la ley. Las especulaciones sobre el cielo “no pegan” y los ejemplos de heroísmo son recibidos con dudas sobre nuestro propio valor en la lucha. Jesús tampoco va por ahí. Sólo quiere decir esto: Dios ama la vida, Dios está comprometido con la vida de sus hijos e hijas. Nos dice: dejen de inventar casos y preguntar lo que no pueden averiguar, vivan “a full” en su tiempo, en sus relaciones, en sus compromisos. Dejen de preocuparse por las persecuciones, la vida en ustedes dará su plena medida a su tiempo, el Espíritu no faltará. Den vida. En Mateo, el texto termina: la gente estaba asombrada de su enseñanza; en Marcos: ustedes están en un grave error; en Lucas: “Has hablado bien”, fin de la discusión.