viernes, 18 de noviembre de 2016

Sálvate a ti mismo

Es lo que repite la gente y el otro crucificado a Jesús. Es una forma de ver el liderazgo: primero el líder. Que se salve. Que muestre su poder superior a los demás, sino es un inútil. Por esto tanta corrupción y malos manejos. Por esto la confusión entre negocios propios y servicio público. Por esto “ubicar” a la propia gente, aprovechar los contratos para “cortase una tajada”, comprar los votos… En la familia, pensar primero en la ventaja propia y no ver a las generaciones nuevas que nos comprometimos a lanzar en su propio camino. En la Iglesia, defender nuestro estatus, nuestra “posición” y no ver más a la gente que nos comprometimos a servir. Sálvate a ti mismo porque estamos en crisis, a punto de colapsar y hay que aprovechar lo que se puede. Jesús renuncia a este camino. Es profeta y rey siendo humilde y entregado, capaz de misericordia hasta en la hora de su muerte: “Hoy estarás conmigo en el paraíso.”

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