domingo, 22 de enero de 2017

"Para que se cumpliera la Escritura..."

Muchas veces encontraremos esta fórmula durante el “Año Mateo”. No es una fórmula vacía. Tampoco es una suerte de “prueba mágica”, como si estuviera diciendo: mira… lo sabían años, siglos antes, y todo pasó como habían predicho. No. Es mucho más profundo. Mateo quiere decir: Jesús cumple las aspiraciones más profundas de su cultura, de su religión, de su lenguaje. Así como nosotros tenemos muchas palabras cargadas de afecto y de significado: sy, kuimba’e, mburuvicha, juaju, jaiko ojuehe oñopehenguéicha,… y aspiramos a que revelen su pleno sentido en la vida de las personas, en nuestras vidas, sin la corrupción habitual que suele embarrarlas. El Evangelio dice: Jesús, sí, cumplió, llenó, hizo realidad el lenguaje de su mundo. A su ejemplo, y por la fuerza del Espíritu Santo, podemos hacer realidad los anhelos profundos de nuestra cultura y nuestra lengua.

sábado, 7 de enero de 2017

Así ¡no!

Las mamás suelen corregir así a las criaturas. Juan Bautista también “intentó disuadir” a Jesús que se presentaba para el bautismo, que pasaba por la fila común, que no se mostraba con sus atuendos de Mesías, que revertía los papeles entre quién debía de bautizarse y quién bautizar. La vida de Jesús está escrita en esta corta frase. También la vida de los evangelizadores. Todos tienen que, en algún momento, romper el esquema, con palabra y ejemplo, para que sus oyentes descubran la novedad escandalosa de Jesús, el primero que se hace el último, el maestro que se hace esclavo, el que no se aferra a su “condición divina” y se hace como nosotros. No se “hace gua’u” el humilde para ganar apoyo, sino que muestra a todos el verdadero camino de la vida, el verdadero bautismo.

Contemplativos

Son unos sabios de otras culturas y religiones: científicos, filósofos, gente que observa y reflexiona, gente que quiere ahondar el qué y el por qué, que echa una mirada profunda sobre el mundo. Vieron una señal y siguieron, para entender y descubrir el misterio. Igual, tuvieron que pasar por un largo viaje, por Jerusalén y los especialistas de la Ley y las intrigas del rey. No se detuvieron en su búsqueda. Llegados a destinación, por su misma actitud contemplativa, supieron que la escena humilde ante sus ojos representaba algo grande para “todas las naciones”. Quedaron allí en adoración, ofreciendo no sólo sus regalos sino su presencia, su trayectoria, su propia condición de ciudadanos del mundo, a la vez extraordinariamente capaces y totalmente sobrepasados por el camino pobre elegido por Dios. La contemplación dirige nuestra mirada hacia lo más profundo e importante de todas las realidades que vivimos. Nos alegra y nos pacifica. Nos guía para decidir. Hace que nuestra simple presencia pueda ser transformadora.

domingo, 1 de enero de 2017

Lo guardaba todo en su corazón


y no en su celular. Estamos grabando todo pero sólo la apariencia. Sacamos todo en foto, desde la mascota hasta el plato de comida, desde el encuentro hasta el paisaje, desde el bebé hasta la farra, sin hablar de los accidentes y los conflictos, pero parece que hemos perdido la capacidad de mirar desde el interior. María vivía los acontecimientos, estaba presente, plenamente, y los guardaba, los rumiaba, los tenía como una oración y una reflexión permanente, como una búsqueda de sentido, de rumbo, de mayor plenitud de vida. Nuestra vida está pasando así, delante de nosotros, con nosotros o, por lo menos, pasa como una invitación a participar y a dar sentido. No quedemos en lo superficial.