Protegerse a sí mismo. No querer "alterarse", no querer cambiar, ni transformar su mundillo. Quedarse cómodo con los límites de siempre, el orden de siempre, las leyes de siempre. Amar más ese orden que a las personas concretas. No hacer un boquete en la pared para encontrar a nueva gente. El grano se pudre y muere.
Abrirse a los demás. Arriesgarse a dar su contribución. Ver, descubrir cómo ayudar y servir para que la otra persona crezca y se libere. Superar la timidez, los miedos, el parálisis. Dejar que se rompa la imagen. Pagar la cuenta en tiempo, energías, reputación, esfuerzos, quebrantos, fidelidad a través de los obstáculos,... Aceptar que "ellos y ellas crezcan y yo disminuya", como el Bautista. El grano igual se pudre en la soledad de la tierra. Pero da mucho fruto.
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