Tengo
una amiga que siempre concluye así sus conversaciones, cuando pide o
recibe algo, y a veces por nada, sólo porque le brota esta palabra.
¡Agradecida! Es como más que “¡Gracias!”. Es una nueva
mirada sobre el favor recibido, sintiéndolo como un regalo,
recordando el don y sobre todo la relación entre las personas que
viven el intercambio. Es valorar el regalo y la persona que lo hace
poniéndose en actitud diferente, abierta, participativa, humilde,
alegre, en paz. Es conservar al otro, adentro suyo, y no huir con la
ventaja conseguida, como si se valorara más el provecho que la
relación. Por todos estos motivos, Jesús puede decir al samaritano
sanado: “Tu fe te ha salvado.” Es como decir: tu fe te hace ver
de otra forma la vida, y esto es el verdadero milagro, esto es la
salvación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario