Lo
presentan como una disposición en la oración pero es una auténtica
actitud en la vida. Lo contrario es dejar, abandonar,… Ha’éma
chupe. Le dije ya una vez, y dejo de recordar, me voy contento
por haber cumplido una parte del contrato de comunicación y
frustrado por no conseguir. La comunicación verdadera entre
nosotros supone otra postura: buscar al otro, sentirle, asegurar que
la comunicación fue clara, ayudarle a responder, escuchar mucho. Lo
mismo va con nuestros objetivos sociales: hay que insistir. A veces
tiene pinta de “ser pesado”. Pero veo más situaciones de
“ñembotavy”. Parece que no se quiere realmente conseguir el
objetivo, que es demasiado esfuerzo, que es mejor que no se realice
porque así se puede permanecer en una situación de queja, en una
insatisfacción existencial que justifica la inmovilidad y la
desconfianza. Al final el plagueo es más fácil y más agradable,
menos comprometedor que el objetivo buscado con insistencia.
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