viernes, 24 de marzo de 2017

Experiencia

Yo no sé quién es. Sólo sé que era ciego y ahora veo.” El hombre habla de su experiencia. Está en medio de un debate sobre quién hizo esto y cómo, pero él no puede volver atrás y dudar. Deberíamos prestar su capacidad de quedarse cerca de lo concreto, de los hechos, de lo que ha vivido. En este tiempo de falsas noticias, de opiniones que valen más que testimonios, de mentiras sobre los propios hechos, de gritos que reemplazan argumentos, de sistemas rígidos que no aceptan nuevos sucesos, ¿cómo crear una “cultura de la paz y del diálogo”, si no comenzamos por reconocer la realidad? No es cierto que todo es interpretación e ideología. Podemos abrirnos a los demás, y conocerlos, más allá de nuestros prejuicios. Podemos conocer a Dios; se comunica, en la realidad nuestra. Hay que dar un paso de confianza y dejarnos transformar en el proceso.

viernes, 17 de marzo de 2017

Agua viva


El diálogo de Jesús con la Samaritana comienza con cruzar una frontera pesada con prejuicios y divisiones culturales, religiosas y políticas. Él entra en contacto, le habla a ella, le pide algo. Según la cultura, la religión y la política, no debería. Según la cultura, la religión y la política, ella es “menos” y debería estar en la expectativa de un menosprecio o, en el mejor caso, indiferencia. ¿Por qué me hablas si sos más rico, más educado, más religioso, más autoridad, más “importante”? Esta escala no funciona con Jesús. Sólo quiere liberar la “fuente de agua viva” que brota en el corazón de cada persona.

viernes, 10 de marzo de 2017

Preferencia

¿Ya experimentaste esto de ser testigo de una preferencia, de una predilección? De algunas forma te sentís fuera. De otra, sabes que estás viendo algo grande. Una pareja que se quiere de verdad. Unos amigos que se sostienen en la prueba. Una relación de padre o madre con su hija o su hijo. Un/a educador/a que tiene un vínculo especial con un/a alumno/a. Dios bendice a su pueble eligiendo a uno o una, amando con amor de predilección. Delante de esto, nos podemos rebelar y decir que es injusto. Podemos quedar mudos, con pavor ante el misterio sagrado. Podemos sentir celos. Ésta es la experiencia cristiana fundamental: el Padre ama al Hijo. Es algo que pasa entre ellos. Nos toca. Sobra todo para nosotros. Pero quedamos ahí sin entender, con respeto, desposeídos, celebrando el amor “ajeno” que nos sana. Esta misma actitud es una bendición.

Ir al desierto

Entrar en cuaresma es ir al desierto como Jesús. E ir al desierto es como meternos en remojo, dejar tiempo para que se disuelvan las manchas profundas e incrustadas en el tejido de nuestras vidas. Es significativo que el diablo tienta a Jesús con versículos de la Biblia. Le explica y justifica todo, con una lógica torcida al la que no se puede responder si uno no está bien centrado. Ir al desierto significa para nosotros tomarnos un tiempo en serio para deshacer, demoler estos discursos muy bien construidos, muy bien argumentados, con autoridad de la ciencia, o de la sabiduría, o de la Biblia, usada para justificar nuestros egoísmos, nuestras puertas cerradas al encuentro y la novedad, nuestra pereza espiritual, nuestros rencores y fanatismos, y muchos más pecados.