“Yo
no sé quién es. Sólo sé que era ciego y ahora veo.” El hombre
habla de su experiencia. Está en medio de un debate sobre quién
hizo esto y cómo, pero él no puede volver atrás y dudar.
Deberíamos prestar su capacidad de quedarse cerca de lo concreto, de
los hechos, de lo que ha vivido. En este tiempo de falsas noticias,
de opiniones que valen más que testimonios, de mentiras sobre los
propios hechos, de gritos que reemplazan argumentos, de sistemas
rígidos que no aceptan nuevos sucesos, ¿cómo crear una “cultura
de la paz y del diálogo”, si no comenzamos por reconocer la
realidad? No es cierto que todo es interpretación e ideología.
Podemos abrirnos a los demás, y conocerlos, más allá de nuestros
prejuicios. Podemos conocer a Dios; se comunica, en la realidad
nuestra. Hay que dar un paso de confianza y dejarnos transformar en el proceso.
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