Palabra
fea hoy en día. Como cantaban unos rockeros en los 90, “lo quiero
todo y lo quiero ahora” parece ser el lema de nuestra sociedad.
Pero si decidir es lo que nos construye como personas, siempre, en el
corazón de la decisión, hay opciones y renuncias. Esto es ser
humano. Amar a una sola pareja. Amar a los hijos e hijas que
tenemos.
Amar el oficio y el trabajo en él que decidí perseverar. Amar
a mi comunidad real y renunciar a la ideal. Cuando
somos jóvenes, elegimos también y dejamos de lado muchas
posibilidades. Más
avanzamos en la vida, más hay un solo camino, a elegir cada día
entre los posibles que
se nos presentan, y renunciar…
Es normal. Es sano. Jesús radicaliza esta dimensión humana
fundamental. Para seguir su camino, invita
a renunciar a lo que
nos aleja del "Reino", renunciar a lo
que no nos abre al
amor.
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