sábado, 30 de agosto de 2014

En mí, un fuego devorador

En este 22° domingo, celebramos la ordenación diaconal de Bernardino Sanabria Báez, de Villa del Rosario.  Los textos me hacen pensar en los diáconos de la Iglesia primitiva: Esteban que sufrió la persecución de Saul-Pablo antes de su conversión y San Lorenzo también, diácono de Roma bajo la persecución de Valeriano.  El diaconado tiene una dimensión de martirio, no una fascinación por la muerte sino una pasión por la vida, por el servicio, por la liberación integral, una pasión que "consume" toda la vida, la lleva a una entrega alegre y radical.

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